Allá por 1983 nacía la esperanza, nacían voces nuevas, nacía el consenso y el disenso, nacía la democracia.
Como jóvenes militantes comprometidos con la sociedad y con la realidad en la que vivimos nos sentimos obligados a llamar a la reflexión a la sociedad en su conjunto y a la clase política. Diariamente vemos como la sociedad se polariza cada vez mas, pensar diferente se convierte en un dilema ¿es normal que pase esto en democracia?, la respuesta es muy simple, no. Es menester hacer una autocrítica y darnos cuenta de que todos hemos arrojado al menos una piedra para llegar a esta situación de intolerancia, de rencores, de críticas destructivas, teniendo como resultado la antinomia Anti-Ultra que tanto daño le han hecho a nuestra patria.
Por otra parte, tenemos bien en claro que el principal responsable de esta división es el gobierno actual, esto no quiere decir que la oposición o los medios de comunicación no tengan grado de responsabilidad. El oficialismo no tiene muy en claro cual es el concepto de la democracia y como funciona, no aceptan las críticas, no respetan las instituciones, confunden lealtad con obsecuencia, todo aquel que piense diferente o aporte una crítica es tratado de “Difamador”, por eso decimos que el oficialismo no tiene bien en claro el concepto de democracia y su correcto funcionamiento.
Gran parte de la oposición y los medios también aporta lo suyo, alimentan a esa parte “Anti” del país, muchas veces con expresiones anti democráticas y de épocas sepultadas en la historia Argentina.
Sabemos que la juventud es la impulsora de los grandes y más profundos cambios a lo largo de la historia con el acompañamiento de los adultos, es por eso que invitamos a la sociedad a reflexionar sobre la crisis social que se vive, y dejar bien en claro que no nos van a convencer que no es necesario seguir adelante, no luchamos por un objetivo electoral, sino que creemos y sostenemos que tenemos que pararnos en el presente con una mirada hacia el futuro, el cual debe encontrarnos unidos en pos de un objetivo e común, el crecimiento equitativo con igualdad de oportunidades, respetando las libertades individuales y con el individuo como norte de nuestras acciones. Solo de esta manera es posible construir el presente y futuro que queremos, y de una vez y para siempre transformar la vida social y política de nuestro país.
